Cómo le decimos al PP que hay que subir los impuestos

Ayer leí que el compañero Goyo en su estado del Facebook, estaba apesadumbrado pensando en cómo sería la mejor forma de decirle al PP que hay que subir los impuestos.
Además de por bulerías y vestidos de vedette al más puro estilo Norma Duval si hace falta, en uno de los comentarios que le hicieron a su estado, se proponía la siempre acertada teoría de aprovechar la inconsciente, pueril y sistemática postura de la oposición de adoptar siempre la variable proporcionalmente inversa; esto es, lanzar la idea de que vamos a bajar los impuestos, después y por una mera reacción psicológica el PP inmediatamente diría que no, que hay que aumentarlos y en ese preciso instante les tomamos la palabra y subimos los impuestos (esto bajo la premisa de que algún día tuvieran palabra, cosa que dudo). En definitiva, sería algo así como el experimento de los perros de Pavlov con babeo incluido.
No obstante, y aunque la escuela conductista psicológica apostara por este estímulo-respuesta a través de simples refuerzos emocionales; tendríamos que tener muy en cuenta que no deja de ser algo complejo, pues hay que considerar que la mera composición unicelular de una ameba puede ser algo absolutamente incomprensible para algunos dirigentes de esta oposición, por lo que podría ser acusada de orquestar ella solita toda una red de oscuras conspiraciones.
Uff… ¡Menudo lío! Pues nada, yo opto por decírselo por soleares.

CHÁVEZ Y LA IZQUIERDA CONSEVADORA

Detrás del “¿por qué no te callas?” hay una extraña singularidad que puede provocar una terrible confusión. A nadie se le escapa ya, las estupendas dotes dictatoriales de las que presume nuestro querido Comandante Hugo Chávez.
Pero más allá de no ser elegido por la Gracia de Dios y sí democráticamente, el cúmulo de despropósitos en la política que está llevando a cabo en su país y que pretende liderar en otros países de Latinoamérica, no es más que una triste falacia anclada en el pasado y que pretende vivir de una especie romanticismo político absolutamente obsoleto, arcaico y cuya literatura ya no se sostiene ni en los libros más densos del siglo XIX.

Esta supuesta y mal llamada izquierda se fundamenta en unas ideas y unos principios, los cuales son absolutamente legítimos y compartibles; ahora bien, en el necesario paso de transformar ese concepto mental en algo pragmático, o lo que es lo mismo, a la hora de pasar de la teoría a la práctica, es dónde todo se desmorona y llega a ser en ocasiones absolutamente contradictorio. Véase por ejemplo la Ley que limita la libertad de expresión, o igual, la censura legalizada.
Las ideas, los principios de la izquierda no tienen porqué evolucionar; la libertad, la solidaridad, la igualdad… eran y siguen siendo desafortunadamente una lucha necesaria; pero las herramientas que se están utilizando en esa lucha, hace mucho tiempo que se oxidaron.
Por tanto, esta mal llamada izquierda, que también defienden los comunistas de mi país, es una izquierda absolutamente conservadora, pues tienen miedo a la hora de mejorar o cambiar esas herramientas, sienten pavor en adaptarlas a la realidad actual; en definitiva y aunque no lo reconozcan, tienen miedo a progresar. Esto curiosamente es lo que hace también a su manera, la derecha más reaccionaria. Ellos temen el cambio, los conservadores quieren que todo se quede como está, pues consideran que ya hay suficientes avances sociales y por ello no es necesario avanzar más. ¿Encuentran alguna similitud entre ambas posiciones supuestamente antagonistas? Es evidente que los polos opuestos se siguen atrayendo.

Por tanto, nuestra izquierda, la izquierda socialdemócrata es la izquierda que se adapta, que progresa, que engrasa sus herramientas y las tiene modernizadas y listas para poner en marcha las mismas ideas que sigue defendiendo el socialismo desde hace siglos; el nuestro, el socialismo progresista, no el socialismo de la izquierda conservadora que desgraciadamente sigue existiendo en muchos países de la Región.

TIRADO EN LA CARRETERA

En esos días en que uno recuerda y vuelve a ser consciente de que es humano, son días de vida. Cuando conseguimos romper con la vorágine racional y con la fría tendencia a teorizar nuestro entorno; vuelve la poesía, regresa el buen tiempo para la lírica.

Esta es una sensación que he vivido últimamente, y la verdad, me ha hecho reflexionar y como no teorizar, pero quizás esta vez, de una manera distinta.
Cuando alguna experiencia vital nos hace tirar del freno de mano y paramos en seco, las huellas son difíciles de borrar, se suelen quedar marcadas por un tiempo; pero además, absurdamente nada más bajar del coche, lo primero que solemos hacer es salir corriendo para borrar cuanto antes esas negras y feas marcas o peor, montarnos de nuevo en nuestro coche y seguir con nuestro tedioso camino sin plantearnos siquiera cambiar la dirección.

Sin embargo yo esta vez, he decidido que no haré ni una cosa ni otra. Creo que me voy a sentar en la cuneta, me buscaré un buen sitio en la sombra, miraré con indiferencia mi coche parado en medio de la carretera, aspiraré con gusto el olor a goma quemada, sacaré un buen libro de poesía y me pondré a leer hasta que el sol me arrebate la sombra y acabe por derretir los versos.

Aquí Estamos

Uff! me resulta difícil escribir el primer post con el único fin de retomar mi blog. Me he prometido a mí mismo que ahora sí, esta vez voy a actualizar este espacio con cierta periodicidad, no voy a poner fechas ni temas concretos; escribiré sobre lo que me apetezca y cuando me apetezca.

Para empezar he cambiado un poquito la imagen, no sé si ahora es más bonito o no, no importa en absoluto; simplemente lo he acicalado un poco ante el nuevo reto que me he marcado. Poco a poco, iré retocando su estética, siempre con la ayuda inestimable de algún esteticien virtual, hasta que vaya cogiendo la imagen que más de adapte al contenido.

De momento no escribiré más, por ahora basta, con este post lo que he pretendido únicamente ha sido romper el hielo; a partir de ahora vendrá....