EL RAMO, MUCHO MÁS QUE UNA FIESTA.

Este fin de semana ha sido la esperada fiesta de mi amada localidad. Para la gente de mi pueblo no es una simple fiesta municipal, en ella confluyen el concepto de hito, mito y rito, de los que emanan un antes y un después, un anual punto de inflexión vital y emocional.

En el Casar el año nuevo no comienza el día 1 de enero, es el Martes de Ramo el día que acontece tal evento; a partir de ahí comienza de nuevo la cuenta atrás, hoy sólo nos quedan 363 días. ¡ÁNIMO YA ESTÁ AQUÍ OTRA VEZ!
Estoy convencido que en todo casareño hay un Ramo, o incluso varios, que han marcado su vida; de ahí lo especial, el subliminal y lindo sentimiento de nostalgia, recuerdos que forman parte de nuestras vidas y que, año tras año, intentamos rememorar, buscamos inconscientemente revivir aquéllo que nos dejo una huella imborrable. El sentimiento además es contagioso, se extiende por doquier, los más vulnerables a el son los llamados “forasteros”; provoca en ellos la certera creencia de sentirse parte de todo ello, uno más, otro casareño o, mejor, este sentimiento nos hace sentirnos a todos durante 4 días, FORASTEROS.