UN POCO DE FILOSOFÍA E IDEOLÓGIA ( No está mal de vez en cuando)

Es una obviedad que la auténtica izquierda moderna requiere pragmatismo, acción y trabajo. De nada sirven las ideas, los pensamientos o los conceptos si no se llevan a la práctica; de otra forma, quedan pululando éstos por ámbitos abstractos y etéreos; es decir, misticismos a los que hay que esquivar.
Desde un punto de vista filosófico, se hace necesario el ser materialista y eludir todo tipo de ridículas modas espirituales, nuevas religiones que a pesar de partir como movimientos contraculturales, no dejan de ser un paradigma habitual e incluso gracioso dentro de la propia cultura antropológica.
Habrá gente, y soy consciente de ello, que no comparta en absoluto esta reflexión, y hasta cierto punto lo entiendo; pues es duro considerarse un existencialista realista y a la par, ser efímeramente feliz. Como decía el filósofo francés Jean Paul Sastre: “ Vivir es una pasión inútil”; sin embargo, frente a este pensamiento pesimista recuerdo otra frase que definiría a la perfección la mentalidad que debería imperar en tod@ socialista: “Dolor pasa, pero vuelve” de Nietzsche.
Sin más rayadas filosóficas, considero que la plenitud no se adquiere mediante deseos y esperanzas ficticias ( Muy propio esto del platonismo y del cristianismo) sino mediante la autorrealización personal conseguida de forma activa y tangible.
Según Marx, el hombre crece y se desarrolla como persona mediante el trabajo y, además, consigue sus grandes logros u objetivos de forma gradual y no mediante cambios bruscos y extremadamente revolucionarios, puesto que desembocarían en una inestabilidad en todas las estructuras sociales, políticas, ideológicas y económicas. Estas teorías, las cuales comparto plenamente, son pilares básicos del movimiento marxista y comunista y, sin embargo, actualmente este movimiento demuestra con sus actos que no son de su agrado. Yo me pregunto, por tanto, en qué se cimienta la ideología de los llamados comunistas actuales, no es muy inteligente por ellos, eludir teorías atemporales y, sin embargo, mantener aquellas planteadas desde y para un contexto histórico determinado.