PALABRA DE ETO'O, ROGEMOS AL SEÑOR

Cuando ayer oí, por primera vez, la “meganoticia” futbolística referente a las desgraciadas (o no) palabras de Samuel Eto’o, no pude percibir con exactitud las penosas consecuencias de la misma.

Preví la reiteración cansina y aburrida en los medios de comunicación y, obviamente, así fue. En todos se pudo ver y/o escuchar a esta ilustrada personalidad ; desgraciadamente es lo normal y esperado, no poseo una gran capacidad intuitiva sino que, simplemente es lo comprensible en nuestra avispada y mediática sociedad. Ahora bien, lo que jamás me imaginé es que la principal y casi única conversación del día haya sido la trivial valoración de tales declaraciones. Las declaraciones de, no olvidemos, un FUTBOLISTA; es decir, un gran deportista cuya función es correr detrás de un balón para introducirlo entre tres palos, esto sin duda, a Eto,o se le da de maravilla.

Pues a pesar de esto, sus palabras han sacudido a todo el país, han tenido más repercusión y trascendencia que cualquier otra noticia o declaración infinitamente más importante para este país que la mera situación de un club de fútbol.