10 DÍAS SIN ÉL

Si hace diez días le contara a cualquiera de mis amigos o compañeros que iba a sobrevivir tanto tiempo alejado del placentero veneno del cigarrillo, lo más que me hubiese dicho sería: “¡los webos!”
Pues sí, amigos, diez diítas exactamente y aquí sigo, tan tranquilo, sin mono, sin acordarme de él, ni el más ínfimo rastro melancólico después de las comidas; quizás… siendo sincero, los parches de nicotina camuflados en mi desintoxicado cuerpo, sean un sustento importante en mi lucha.
No penséis que la decisión es fruto de la “caza de brujas” antitabaquista, nada más lejos; tan sólo mi voluntad y mis ganas de volver a inspirar hinchando los pulmones sin dejar escapar el más leve amago de tos, ha sido suficiente.
Sinceramente, Whinston Churchill tenía razón: “dejar de fumar no es tan difícil, yo lo dejo 40 veces al día”, yo soy menos egoísta, tan sólo quiero dejarlo una vez.