SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARIS

Este sábado hemos regresado 42 jóvenes extremeños de un espléndido viaje por tierras galas y belgas. Hemos visitado diversa ciudades: Biarrizt, París, Bruselas, Brujas… para acabar todos en una de las ciudades más bonitas de España, San Sebastián.
De París, hay poco que decir mas mucho que sentir. Trasmite emociones nostálgicas emanadas de su rica cultura y su incansable historia confundiendo al bohemio con el cosmopolita.
Bruselas trasmite poco si no es por su Grand Place y alrededores, donde la fiesta, siempre con un toque latino, es una constante diaria.
En cambio, de Brujas hay mucho que decir y sentir. Maravilloso lugar con una construcción fantasiosa y bañado por canales que hacen chica a la idolatrada Venecia.
Durante la excursión, no sólo he conocido lugares inolvidables, de ensueño, también he conocido a una gente encantadora, compañeros que, juntos hemos estrechado lazos, compartido emociones que quedarán marcadas “al ritmo de la pelua” en nuestro recuerdo. Atrás quedan Dimitri y Matatias Prats en su inigualable restaurante griego, jugando a: Furor; Furor; mientras comen las galletitas de Jandro diciendo: CIEERTO, CIEERTO…

PESO

En mi carrera, las relaciones entre dos variables opuestas están a la orden del día. En el mundo de la economía las dicotomías cuantitativas, en su mayoría, son incuestionables, no necesitan ser corroboras ni siquiera por una simple ecuación, por ejemplo, si aumenta la inflación, el consumo disminuye, obvio.
Exactamente lo mismo ocurre con las variables: tabaco- kilos, o cigarro- peso. A pesar de no tener mucho que ver con la economía (aunque yo diría que sí) esta inversa relación, desgraciadamente, también es incuestionable.
Voy ya por el vigésimo día sin ÉL, pero a la par, voy también por el tercer kilo de sobrepeso. No es que me preocupe la estética, hace mucho tiempo que perdí mi ilusión por desfilar en Cibeles, pero los botones que ajustan y sujetan los pantalones a mi, cada vez más, amorfa cintura, temo que no van a resistir mucho más; y menos mal, que no suelo utilizar corbata, pues el ruborizarme iba a ser una constante en mi vida, y no por vergüenza sino por asfixia. Sobre esto, Cesar Ramos, tiene algo que decir.

Ah! Por cierto, me voy Bruselas y Paris unos días, intentaré alejarme lo más posible de los “cruasanes”, gofres, coles, mejillones…

10 DÍAS SIN ÉL

Si hace diez días le contara a cualquiera de mis amigos o compañeros que iba a sobrevivir tanto tiempo alejado del placentero veneno del cigarrillo, lo más que me hubiese dicho sería: “¡los webos!”
Pues sí, amigos, diez diítas exactamente y aquí sigo, tan tranquilo, sin mono, sin acordarme de él, ni el más ínfimo rastro melancólico después de las comidas; quizás… siendo sincero, los parches de nicotina camuflados en mi desintoxicado cuerpo, sean un sustento importante en mi lucha.
No penséis que la decisión es fruto de la “caza de brujas” antitabaquista, nada más lejos; tan sólo mi voluntad y mis ganas de volver a inspirar hinchando los pulmones sin dejar escapar el más leve amago de tos, ha sido suficiente.
Sinceramente, Whinston Churchill tenía razón: “dejar de fumar no es tan difícil, yo lo dejo 40 veces al día”, yo soy menos egoísta, tan sólo quiero dejarlo una vez.